CIRCO SIN PAN

Ante todo quiero dejar en claro que me encanta el fútbol. Soy fanática de Boca. Soy esas mujeres raras que tiene el codificado por su propia voluntad para ver el equipo de sus amores y yo solita –sin ayuda masculina- me ocupe de que mi hijo sienta esos colores únicos que hacen vibrar el corazón. Una vez informado ese punto, me gustaría entrar de lleno en el tema de esta columna: los 600 millones de pesos que el Estado destinará al futbol. Así enunciado es un dato como otros. Pero merece un análisis para entender que si se lo compara con otros recientes se trata de un auténtico escándalo nacional. Hace pocos días, la presidenta en persona explicó ante las cámaras que lo máximo que el gobierno podía hacer por compensar a los tamberos en quiebra era una inversión de 500 millones y ni un peso más, 20 centavos por litro, para un producto fundamental de la canasta básica que en la góndola roza los 3 pesos y que es de consumo elemental para la nutrición adecuada de la niñez en la primera infancia.


En estos días la pobreza se ha instalado en la escena nacional como nunca en los últimos tiempos, primero la emplazó la iglesia con las declaraciones de Monseñor Casaretto y luego el Papa con su denuncia internacional. En ese contexto, este “adelanto” a la AFA que es leída por las mayorías como un éxito del gobierno en su batalla “por la liberación del fútbol” y por otros como un paso más en sus embates contra el “multimedio”, o el fortalecimiento del inoxidable Grondona, a otros muchos, entre los que me incluyo, nos indigna profunda y genuinamente que mientras más del 30 por ciento de los argentinos no logran servir una merienda saludable con leche llena de proteínas al 50 por ciento de los chicos y chicas de nuestros hijos –por que los chicos son todos nuestros hijos-Es decir, Circo habrá. Pan, no.

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